El narcotráfico como problema de seguridad y medio de intervencionismo

Dr. Jorge W. German R.

E N 1982, EL PRESIDENTE RONALD REAGAN declaró la guerra contra la droga como una estrategia de seguridad internacional y nacional. Esta vez el blanco son las nacionales de América Latina, consideradas como productoras, especialmente las naciones andinas, a las que se les considera como la principal amenaza. El material explosivo ya no sería el opio, sino la cocaína, a la cual había que cerrarle todas las puertas.
Fue la Administración Reagan la que acuño el vocablo narcotráfico. Después la Administración de George Bush acuñaría la expresión narco-guerrilla para ¨ matar dos pájaros con el mismo tiro ¨. La amenaza contra la seguridad de los Estados unidos ya no provendrá del sudeste asiático o de la propia China, sino de las naciones ubicadas al sur del Río Bravo.
De ahí que la convención de 1988 se insistía en ¨ los vínculos que existen entre el tráfico ilícito y otras actividades delictivas organizadas y relacionadas con él, que acaban las economías lícitas y amenazan la estabilidad, la seguridad y la soberanía de los Estados ¨.
La responsabilidad internacional fue centrada, por una parte, en la cocaína, y por otra, en las naciones andinas que cultivan desde hace millones de años la hoja de coca y es una tradición inofensiva de los aborígenes.

Ley Antidrogas de los Estados Unidos de América

En noviembre de 1988, se promulga la nueva Ley Antidrogas en los Estados Unidos de América, que por primera vez enfoca el problema del narcotráfico como una amenaza a la seguridad nacional:

1.- ¨ Las operaciones de las organizaciones de contrabando ilegal de las drogas plantean una amenaza directa a la seguridad nacional de las naciones miembros de la OEA ¨
2.- ¨ Para preservar la soberanía nacional, proteger la salud pública y mantener el derecho doméstico y el orden dentro de sus fronteras, las naciones miembros de la OEA deberían coordinar sus esfuerzos para luchar contra el comercio ilegal de drogas ¨
3.- ¨ …los Estados Unidos de América hacen todo esfuerzo para iniciar discusiones diplomáticas a través de la OEA para lograr el acuerdo de establecer y operar una fuerza antinarcóticos en el Hemisferio Occidental ¨.
4.- ¨ …los Estados Unidos estarán dispuestos a suministrar el equipo, entrenamiento y recursos financieros para apoyar el establecimiento y operación de esa fuerza antinarcóticos ¨

Política intervencionista

Poco a poco los países de América Latina, especialmente los Andinos como Bolivia, Colombia y Perú, caen en esa política y son forzados no sólo a entrar en la guerra contra el narcotráfico, sino también a aceptar todo el peso de la intervención, que va desde la introducción de la Drugs Enforcement Administration ( DEA ), hasta operaciones militares, como el manejo de los radares en Colombia y la presencia de tropas estadounidenses en Bolivia, y actualmente con la visita del señor Presidente de los Estados Unidos de América a Mexico, firmar un nuevo convenio con dicho país, para permitir a los agentes de la DEA portar armas y otras cosas más. Además de la introducción del Derecho Penal autoritario en reemplazo del Derecho Penal Liberal.
En nuestro país contar con una nueva Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, que es de una manera tajante Inconstitucional tanto por su fondo como su forma, recordemos el famoso Art. 116 de dicha ley, aprobado estas disposiciones legales entre gallos y media noche, sin mirar la idiosincrasia de nuestro País y su modus vivendi. Todo ello para reprimir, sin límites ni medidas, el negocio del narcotráfico, que extrae tan solo un diez por ciento del mismo para ser traído a la América Latina en el llamado ¨ lavado de dolares ¨.
El intervencionismo, empero, llega al extremo de convertir las fuerzas militares y la policía de las Naciones Andinas en ejércitos de represión del llamado narcotráfico, al servicio de los intereses de los Estados Unidos de América.

Ofensiva antinarcóticos

La Oficina de Asuntos Latinoamericanos en Washington ( WOLA ) revela que ¨ la guerra contra la droga ha entrado ha reemplazar a a la guerra fría como punto central de la agenda militar de los Estados Unidos de América en el hemisferio. Como parte de la estrategia andina del presidente Clinton, diseñada para detener el flujo de cocaína hacia los Estados Unidos, el Pentágono ha lanzado una masiva ofensiva antinarcóticos, que comienza en la región andina y se extiende hacia Centro América y el resto de América del Sur.
En 1990. el Comando Sur de los Estados Unidos con sede en Panamá declaró que la lucha antinarcótico era su prioridad número uno.
Además su presupuesto para actividades contra el narcotráfico en el año fiscal de 1991 ascendía a 110`000.000.oo millones de dolares. El Pentágono está también instalando una sofisticada red de inteligencia regional, que incluyen satélites, vuelos de reconocimientos y radares en 18 países de la región.

¿ El problema de las drogas ilícitas afecta la Seguridad de los Estados Unidos de América ?.

El profesor Ethan Nadelman sostenía, en 1990, que ¨ en la actualidad 140 millones de norteamericanos consumen alcohol y 50 millones tabaco. En el campo de la salud, cualquier costo relacionado con el abuso de drogas resulta mínimo en comparación con los costos resultantes del abuso de tabaco y el alcohol. En 1986, por ejemplo, se identificó al alcohol como factor en 10% de las lesiones en el lugar de trabajo, el 40% de los intentos de suicidio y cerca de 40% de las aproximadamente 46.000 muertes anuales por accidentes de tránsito acaecídos en 1983. Se calcula que 18 millones de norteamericanos son alcohólicos o abusan del alcohol.
El costo total significa en más de 100.000 millones de dolares anuales. Las estimaciones sobre la cantidad de muertes relacionadas directa e indirectamente con el consumo de alcohol fluctúan entre 50.000 y 200.000 anuales.

Razones para mantener una guerra a la droga

– El finado Presidente Richard M. Nixon fue el autor de la frase: ¨ la guerra contra la droga es nuestra segunda guerra civil ¨. Como señala el profesor Jorge Child, ¨ las razones de mantener una guerra a la droga, cuyo interés político-económico es, justamente, que no cabe, no siempre han sido transparentes porque han venido envueltas en vetos morales y en sofismas sanitarios que no corresponden a un estudio científico sobre la real tolerancia de drogas dosificadas por el individuo.
– Recordemos que en la sociedad permisiva del consumo su razón dinámica es la economía de mercado y la libertad individual de cada uno para escoger su propia vida, o su propia muerte.
– Regresar a la tutela del jefe de la tribu que presume a los individuos de entes minusconscientes, es una estratagema de tipo dictatorial para coartar la libertad de conciencia del hombre contemporáneo. No sólo se trata aquí de violar un derecho privado como es la propiedad en los allanamientos por sospechas triviales de conspiración en el narcotráfico, sin mandato judicial, sino de intervenir en la conciencia humana a nombre de un fetiche que sustituye la razón y se convierte en razón muda del Estad. El velo del oscurantismo preserva el poder del fetiche en la ideología moral del narcotráfico.

La Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, hecha en Viena, en 1988.

Pero como el intervencionismo a nombre de la Seguridad Nacional, es mejor bien acompañado que solo, los Estados Unidos de América han querido darle, durante todo el siglo XX, una dimensión internacional a su problema interno. Por ello no ha tenido empacho en meter dentro de una camisa de fuerza el problema de las drogas, que es más suya que de otras naciones, pero el gobierno de los Estados Unidos de América sostiene, sin demostrarlo, que es un problema mundial. Para lo cual no duda en enarbolar las banderas de la moral y de la salud.
El marco legal e internacional de esa camisa de fuerza en que está siendo metida la comunidad internacional, es la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, hecha en Viena, en 1988.
Hasta ahora ni siquiera en los Tratados de Paz que los vendedores impusieron a los vencidos en las dos guerras mundiales del siglo XX, se había introducido cláusulas que corresponde a la jurisdicción interna de los Estados Unidos, como es la tipificación de los delitos o la asistencia judicial recíproca.
Ni se había impuesto a los Estados instituciones tan exóticas bajo el rubro de ¨otras formas de cooperación ¨.
Problemas internacionales graves, como en su momento lo fueron el tráfico de esclavos, la piratería, el genocidio o el apartheid nunca merecieron en los tratados públicos tantos mecanismo de represión y de asistencia judicial recíproca. Ni siquiera la extradición.

Cláusulas drásticas

Según se desprende de la sola lectura de la Convención de Viena, se trata del problema más grave que afronta la humanidad en todas las épocas, cuando el asunto se reduce a unos 40 millones de consumidores en toda la orbe que han puesto en jaque a la comunidad internacional y que amerita una guerra sin cuartel contra las drogas que son intrínsicamente malas sino porque ese es el estigma de unos pocos.
En contraste, la comunidad internacional, y en concreto las Naciones Unidas, no han tenido cláusulas tan drásticas en un tratado encaminado a eliminar el hambre, la insalubridad, o el analfabetismo, que afecta a dos tercios de la población mundial, como ahora lo hacen con el Convenio de Viena de 1988.
Un estudio comparativo de las cláusulas de tratados políticos multilaterales entre Estados miembros de las Naciones Unidas revela que ninguno contiene cláusulas que comprometan la soberanía de las naciones como la citada Convención de Viena de 1988. Ni siquiera el Tratado Internacional de Asistencia Recíproca ( TIAR ) de Río de Janeiro de 1947, encaminado a preservar la seguridad política de las naciones de este Continente.
Nunca la Comunidad Internacional se había empleado tan a fondo con todos los recursos a su alcance, para compartir un problema minúsculo que, en realidad afecta el bolsillo de consumidores elitistas.
Se podría afirmar sin exageración, que el 90% de los recursos que mueve la cooperación internacional, se destinan hoy no a resolver los problemas ancestrales como el hambre, la pobreza, la insalubridad, el analfabetismo, la carencia de agua potable, la falta de vivienda y la violencia, sino el combate del narcotráfico.
En suma las relaciones internacionales están altamente narcotizadas, tanto a nivel bilateral como multilateral y buena parte de las Cancillerías o Ministerios de Relaciones Exteriores de lo Estados están consagradas de tiempo completo al problema de la asistencia recíproca contra el narcotráfico.
Y ha surgido un colonialismo de nuevo cuño, en nombre de la salud y la moral, como en la época de la Santa Alianza de las autocracias europeas para defender la religión cristiana.

La guerra contra las drogas prohibidas está perdida

Sin embargo, la guerra contra las drogas prohibidas está completamente perdida, y no queda otro recurso que despenalizar su tráfico y consumo. El consumo, al estar controlado como cualquier otro producto del mercado, ni implicaría riesgos para la salud. Y la despenalización implicaría dejar sin sustento al narcotráfico, tal como aconteció con las drogas tóxicas permitidas ( alcohol y tabaco ).
Precisamente la Liga Internacional Antiprohibicionistas ( LIA ) ha entregado a los parlamentos de Europa su ¨ Propuesta para un revisión de la política internacional sobre las drogas ¨, en la cual se afirma, sin rodeos: ¨ La guerra contra las drogas está definitivamente perdida ¨. Es el punto de partida de una alternativa que exige acabar con los Convenios Internacionales de las Naciones Unidas contra las Drogas de 1961, 1971 y 1988.

La política prohibicionista ha fracasado

Después de treinta años de legislaciones penales autocráticas y totalitarias , el problema del narcotráfico se incrementa. Por cada banda que se elimina, surgen otras diez, una cadena sin fin.
Los enemigos de la despenalización argumentan que la legalización causaría muchas víctimas. Sin embargo ese raciocinio es consecuencia de la droga contaminada y siniestra que circula en consecuencia de la droga contaminada y siniestra que circula en muchos mercados internacionales. Ni Sigmund Freud ni William Borroughs se destruyeron con la droga, porque cuidaron que fuera droga pura.
La Comunidad Internacional debe asimilar la lección que el prohibicionismo del alcohol dejó en los Estados Unidos de América, que hoy aparece como el primer consumidor de drogas. El prohibicionismo es causa directa del fenómeno internacional del narcotráfico por la simple aplicación de leyes de la oferta y la demanda. Por tanto, el problema hay que combatir básicamente por medio de la legislación universal de las drogas, tal como ocurrió con el alcohol y el tabaco, pero debe ir acompañado de la respectiva educación del pueblo, la prevención y rehabilitación.
El simple argumento prohibicionista de defensa de la salud, además de violar el derecho a la intimidad ( y el desarrollo a la personalidad ), no se ajusta a la realidad científica de que el alcohol y el tabaco son más nocivos a la salud que el consumo de drogas naturales, especialmente de aquellas milenarias, y de que su legalización va a implicar una brutal extensión del consumo.
Como ejemplo es necesario citar al país vecino de Colombia, que la respectiva Corte Constitucional mediante su sentencia depenalizó el consumo de la dosis personal de estupefacientes.

Libertad personal

Considero señores lectores que toda persona tiene derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico. Soy del criterio que el considerar a la persona como autómata tienen sus consecuencias inevitables e inexorables, y la primera y más importante consiste en que los asuntos que sólo a las personas atañen, sólo para ellos deben ser decididos. Decidir por ella es arrebatarle brutalmente su condición ética, reducirla a la condición de objeto, codificarla , convertirla en medio para los fines que por fuera de ella se elige.
Es por ello, que considero que la guerra contra las drogas prohibidas está perdida. Desde que trabajé como Agente Fiscal y hoy como Juez Penal, ese delito de tráfico ilícito de estupefacientes y consumo de drogas prohibidas no ha disminuido jamás, pese a contar con una Ley inconstitucional y fuera de lo normal a nuestra doctrina penal existente, las personas que han caído son incluso gente de escasos recursos económicos o lo que llamamos son mulas, pero los famosos peces gordos jamás han caído, Y el tráfico ilícito de drogas y el consumo en nuestro medio sigue en forma creciente, sin remedio alguno. Es por lo tanto imperioso buscar soluciones netamente ecuatorianas a este mal; y, procurar que los fondos económicos que se tienen para luchar con ese flagelo, sirvan a necesidades más emergentes como es la salud, agua potable, crear fuentes de trabajo para nuestros conciudadanos etc. Dejo de esta manera planteado un tema de importancia en el campo Penal.