Autor: Ab. Paúl Arellano.

Vivimos en una época, en la que la tecnología nos ha invadido de manera sistemática y acelerada, cada día tenemos una nueva aplicación tecnológica innovadora que nos deja estupefactos por lo que se puede hacer con las herramientas tecnológicas.

Los dispositivos móviles hacen que vivamos en un mundo paralelo digital, en el que prácticamente tenemos una doble vida, la física o personal, y la digital o telemática a través de las redes sociales.

La pandemia del Covid 19, nos obliga a reducir drásticamente la vida física o presencial, por la vida telemática, a nivel familiar, comercio, educación, salud, entretenimiento, deporte, cocina, inclusive del sueño y relajación.

Pero esta importante implementación tecnológica, si bien es cierto nos ha mejorado sustancialmente el bienestar de todos, también es cierto que existe una gran parte de la población, que no se encuentra conectada, que no tiene acceso al internet, a un computador o aun dispositivo inteligente móvil.

El acceso a la educación y a la tecnología es un derecho a nivel Constitucional, es deber del Estado establecer los medios y la tecnología para involucrar a los más vulnerables, entendido como el acceso a la educación, la salud, servicios básicos, como agua potable, electricidad, alcantarillado, transporte público, telefonía y hoy a la conectividad telemática, al internet, a la WEB.

Problemática de Vulnerables Digitales

El avance tecnológico, la masificación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación TIC, la necesidad de utilizar estas herramientas digitales pare evitar aglomeraciones y contagios producto de la Covid-19, ha llevado a que muchos consideren al ciberespacio como una zona ajurídica, en la que no impera el derecho, generándose por tal razón cierta desconfianza para realizar actos de comercio a través del internet entre los usuarios y los que no lo son aún el problema radica en la inseguridad jurídica que existe en el Comercio Electrónico, en especial por los llamados “vulnerables digitales”[1] que no conocen o saben manejar dispositivos electrónicos, no tienen acceso a internet, o no cuentan con un computador.

Por otra parte es evidente “la desigualdad social y dependencia creciente en la contratación electrónica, a tener o no acceso a estas nuevas tecnologías y a su correcto funcionamiento”[2].

Tenemos en nuestra sociedad dos tipos de vulnerables, los primeros son aquellos que no tienen acceso a los dispositivos inteligentes como Computadores, Tabletas o Smartphone, y si los tienen no cuentan con acceso a Internet de calidad (banda ancha o fibra óptica).

El otro grupo de vulnerables son los que pese a tener las posibilidades económicas para adquirir estos dispositivos, o para contratar el servicio de internet de banda ancha, no lo hacen por su avanzada edad, o simplemente porque no desean aprender a utilizar estos dispositivos.

Grado de vulneración

Al igual que los analfabetos que no saben leer ni escribir, no pueden realizar determinados actos o celebrar contratos por la necesidad de leer y comprender lo que está escrito, de la misma forma, los vulnerables digitales no pueden realizar actos o contratos vía WEB, no pueden acceder a los servicios de educación, salud, alimentación o servicios digitales, porque no tienen el acceso, medios económicos o no desean contratar el servicio o aprender a utilizar dispositivos inteligentes.

Intervención Estatal

Así como los Estados realizan campañas masivas de salud y vacunación para los más alejados y necesitados, es urgente una intervención estatal, primero en la cobertura del servicio básico de internet, a precios cómodos o gratuitos, estableciendo alianzas público privadas, comprometiendo a los prestadores de este servicio público de telecomunicaciones a ampliar su servicio a los lugares más alejados o rurales, a bajo costo, manteniendo el principio de equidad, igualdad y proporcionalidad.

Incluso podría establecerse tarifas diferenciadas para el servicio de telecomunicaciones en las ciudades que subsidien el acceso al servicio de internet y telefonía móvil en las zonas rurales o más alejadas, igualmente subsidiando computadores y dispositivos inteligentes.

 Por otra parte, la educación o capacitación en el manejo de dispositivos electrónicos, entendida como la nueva alfabetización digital, la capacitación digital, a aquellos que no saben o no pueden manejar un computador o un Smartphone.

Sin duda que el avance tecnológico la conectividad y el mundo digital no es igual para todos, y esta es la nueva diferencia que antes era entre los países desarrollados y los países en desarrollo, hoy es entre los países conectados a la web, con un gran desarrollo tecnológico, con cobertura de banda ancha de internet o fibra óptica, y aquellos países cuya conectividad y cobertura es baja e ineficiente.

Debemos repensar en darle mayor importancia al acceso a internet y a dispositivos tecnológicos, como lo hicimos con la vacunación masiva que reactivó la economía, que sin duda mejorará la calidad de vida de la población más vulnerable.

Espero que este artículo les sea de utilidad, no se olvide de seguirme en redes sociales y en mi página web not64quito.com

[1] Salierno, Karina, 10 de septiembre de 2020, “Derecho y Tecnología”, Universidad Notarial Argentina

[2] NARIUUSO CARLOS, 1998, Contratación Electrónica, Informática y Derecho, Pág. 141