Por: Dr. Bayardo Moreno Piedrahita
E N LAS ELECCIONES DEL 31 DE MAYO DE 1988 , convocadas para elegir distintas dignidades para la administración nacional seccional del PaÃs, resulta oportuno y necesario tener claros los conceptos de polÃtica y su contraparte la politiquerÃa, dentro del convivir social.
PolÃtica
Etimológicamente polÃtica tiene su raÃz en la palabra griega politike, de polis, ciudad, vocablo del que se ha derivado el concepto tradicional de que la polÃtica es el arte de gobernar a una nación.
En la práctica, hablar de polÃtica, significa toda actividad que persigue la conquista y conservación del poder del Estado, para administrarlo y dirigir su gobierno, a nivel nacional o seccional, pero siempre en la búsqueda del bien común, porque esa es su esencia, sin ninguna discusión.
El bien común, dentro de la organización polÃtica, debe entenderse, como todo recurso que necesita la persona para vivir con dignidad en forma individual y comunitaria.
PolitiquerÃa
En el otro extremo y como contraparte de la polÃtica se encuentra la politiquerÃa, que puede ser definida como el camino extraviado que desnaturaliza el alto y noble sentido de la polÃtica.
Diferencias
– A la polÃtica se la puede considerar como el medio eficaz para mantener la democracia como sistema de gobierno; y, como el arma insustituible para impedir que se rompa el equilibrio social.
– A la politiquerÃa en cambio se la debe calificar como el camino perverso, egoÃsta e individualista, en donde se fraguan las pasiones más negras de los ambiciosos, desleales, ególatras y enemigos soterrados de la sociedad.
– A la persona que se dedica a este noble actividad se la conoce como polÃtico ero o politicastro.
– El polÃtico es la persona capaz de resolver los problemas sociales. El politicastro es el incapaz de aquello con propósitos ruines.
Acción noble
Según el Jesuita, Mario Mejia, la polÃtica es una acción noble. necesaria y un medio para educar, orientar y encauzar a la opinión ciudadana hacia programas que de veras beneficien a todos, con ambición de grandeza.
Camino tortuoso
Según el mismo Autor, la politiquerÃa es un camino tortuoso que desvirtúa el noble sentido de la polÃtica, porque el politiquero antepone la ventaja personal, esto es, su propio provecho a los ideales e interese de la patria, que deben estar por encima de todos los partidos polÃticos e intereses personales.
Personalidad del polÃtico
El verdadero polÃtico aspira un puesto en el gobierno a través de la elección popular con propuestas serias, claras, y honestas, guiado únicamente con la idea de un mejor servicio a sus conciudadanos y el bienestar de la Nación; en cambio, el politiquero sólo desea la elección aunque no tenga propuestas, ni nada que hacer, sino únicamente por la ambición de poder para el usufructo propio y de sus amigos.
El polÃtico honesto para iniciar el camino de la polÃtica, se despoja de todo interés personal, con la aspiración de llegar a la conciencia de los electores en base a una doctrina, plan de trabajo y fórmulas concretas de financiamiento, para conquistar un voto, a diferencia del politiquero, que sin excepción comienza SU EXTRAVIADO CAMINO CON LA COMPRA DEL VOTO, para colocarse él o sus amigos únicamente en los puestos que reporten réditos económicos para su beneficio.
Preparación ética e intelectual
Por esta y otras razones, la persona que aspira a convertirse en un polÃtico, primero se prepara ética e inctelectualmente; adquiere los conocimientos profundos de los problemas sociales, con ideas claras y concretas sobre economÃa, historia y geografÃa; domina la sociologÃa del pueblo, para encontrar con mente aguda las soluciones a los problemas sociales; con pleno poder de liderazgo; sin limitaciones; guiado por los sinceros deseos de servicio, porque ese conocimiento le permite prever con claridad en su cerebro la jugada muestra en el ajedrez de la problemática social.
Al otro lado, está el politiquero, quien para enrolarse en ese papel carece de formación ética e intelectual, ya que por lo general es un estudiante fracasado; un profesional frustrado; un hombre de negocios quebrados; un ciudadano común perseguido por la justicia en muchos casos, que por desconocimiento de la problemática social, quiere solucionar las grandes exigencias en base de gritos, propuestas vacÃas y sin sustancia, en medio de la locuacidad y la frondosidad que el pueblo conoce como verborrea.
Como entender al verdadero polÃtico
El verdadero polÃtico es un apóstol del bien de una sociedad. El politiquero, en cambio, es sólo un ególatra par servirse a sà mismo.
Para entender bien a estos dos personajes de la vida social, es necesario adquirir cultura polÃtica y un espÃritu crÃtico, a fin de obtener los elementos necesarios para las próximas elecciones; asà podrÃamos desterrar al politiquero intranscendente y vacÃo y aceptar al polÃtico con propuestas serias, definida y concretas.
Los apolÃticos
La persona apolÃtica realmente no existe, porque si algún indiferente pretende calificarse como tal, prácticamente habrÃa renunciado a vivir en sociedad -la actitud polÃtica es sÃmbolo de civilización. La indiferencia polÃtica es sinónimo de los primates.
Para salir de la crisis moral y la postración material que vive el PaÃs, votemos por verdaderos polÃticos, a fin de que se salve la Patria.