NECESIDAD SOCIAL E INSTRUMENTO DE SEGURIDAD
La policía judicial o científica

Por: Dr. Fabián Mensías Pavón
Master en Educación Superior – Catedrático de la Facultad
de Jurisprudencia de la U.Central

L A COMUNIDAD INTERNACIONAL se enfrenta a un desafío mayúsculo tal como surge de la información proporcionada por Naciones Unidas y organismos no gubernamentales en materia de prevención del delito, dando cuenta de un aumento mundial en la frecuencia de la criminalidad convencional y no convencional. La seguridad con respecto a la delincuencia se encuentra deteriorada, mientras se producen progresos tecnológicos en áreas como educación, salud, informática, transportes, esparcimientos, etc.

En las naciones civilizadas, por lo regular la policía no cuenta con una buena aceptación de prensa y población. El policía tiene la obligación de ser siempre eficiente y transparente en el enfrentamiento con la delincuencia; no incurrir en excesos durante el curso de un procedimiento accidentado, puesto que puede correr el riesgo de ser acusado de brutalidad, abuso de fuerza y hasta de sadismo. Si, por actuar en legítima defensa, un delincuente es abatido, recaerá sobre el policía todo el peso de la Ley, y hasta puede ser acusado de brutalidad policial, de instrumento de una sociedad represiva, de la cual el policía es su símbolo, su guardián.

¿Para qué sirve entonces la Policía?

Se pregunta más de uno, después de tantas acusaciones irresponsables. Convendría detenerse a razonar por un momento, que sería de la sociedad si no existiría la policía. ¿Quién protegería la vida, los hogares, la familia, los bienes; ¿quién garantizaría el orden?, ¿quién evitaría el caos, el saqueo, la delincuencia, el terrorismo, pandillismo? … Por eso, se afirma: «Es difícil ser policía «.
Se afirma categóricamente, sin temor a equivocarse, que en el mundo actual la policía es una de las piezas fundamentales del Estado. La eficacia global de una comunidad, de un pueblo, de una ciudad, de un país, se podría medir por la eficacia y la eficiencia de su policía.

Malos policías

Ciertos policías creen en la Ley y el orden de manera muy individual. Para ellos, la ley y el orden derivan del poder personal que representan y que lo valoran tanto o más que el resto del mundo. Se deduce que en estos policías existe un resentimiento contra la sociedad a la cual sirven. Siendo al mismo tiempo guardianes y servidores. Dualidad que lleva a que como guardianes resulten desagradables, exigentes y que como servidores sean astutos, ofensivos y en cierto modo farsantes.

Cuando alguien cae en manos de este tipo de policías, utiliza diversos mecanismos para cumplir con sus fines mal intencionados, en lugar de cumplir con las normas impuestas por la sociedad.

Salvo contadas excepciones, las sentencias son dictadas, a veces, acorde a las conveniencias políticas. Los jueces, en algunos casos, suspenden las acciones dictadas contra delincuentes; el dinero de los poderosos moviliza a abogados que compran conciencias. El chantaje, la extorsión, la amenaza, tuercen conciencias y modifican sentencias y hasta se conceden indultos a delincuentes probados, en casos que los abogados han fracasado.

El mal policía termina por aprender la lección y se pregunta: ¿Por qué no beneficiarse directamente de los tributos que pagan muchos delincuentes?. Sin embargo, se produce una lucha interior por tener «la conciencia limpia» a su manera, por lo que sólo recibe dinero de cierta clase de delincuentes: levantadores de juego, prostitutas, estafadores comerciales, contrabandistas, contraventores de leyes de tránsito, etc., pues se considera a estos vicios naturales del ser humano.

Pero lo que no hará normalmente un mal policía es recibir dinero de traficantes de drogas, asesinos, violadores, atracadores a mano armada, etc., ya que en la mente de ese policía, no esta en atacar la organización social de la cual emana su autoridad personal, no lo considera permitido y menos fomentará este tipo de delitos.

Antecedentes

En agosto de 1944, un grupo de Oficiales de la Policía Nacional realizaron estudios especializados en los Estados Unidos de Norteamérica y Chile y en colaboración de un Asesor designado por la misma Institución consiguieron el traslado al Ecuador de una Misión del F.B.I., que durante seis meses trabajó en la estructura de la Policía Judicial, y el Instituto Dactiloscópico, logrando buenos resultados en el ámbito judicial. Lamentablemente se desestimó aquel esfuerzo por el Gobierno del Sr. Dr. José María Velasco Ibarra, y los Agentes del F.B.I., abandonaron el país.

Aquel suceso desagradable sentenció a 50 años de retraso en esa materia y a contar con una Policía Científica. Sin embargo, se ha dado pasos firmes plasmándose en realidad el formar una Policía Judicial o Científica, preparada de acuerdo a las exigencias actuales de la ciencia y técnica, constituyéndose un aporte a la comunidad y en un auxiliar indispensable, para una buena administración de justicia en el Campo Penal y aún en lo Civil.

La Policía nace como una necesidad social y por ello, deberá captar debidamente el espíritu de la Comunidad, otorgándole un soporte profesional/académico necesario para fijarle doctrina, organización y control de gestión. Esto fortificará sus relaciones con la mandante, virtud a pautas de identidad y autoestima de sus integrantes, quienes deberán poseer el exacto equilibrio entre su capacidad operativa y perfil psicológico que los aparte de situaciones impropias, conductas censurables o al margen de la Ley.

Principios Básicos de la Policía Judicial o Científica

Los investigadores policiales han elaborado un cuestionario riguroso para aplicar a todo caso que se presenta difícil y complicado.

Consiste en siete preguntas, cuyas respuestas conducen al esclarecimiento de un crimen o de un hecho oscuro que se desea investigar.

Supongamos que se encuentre a un hombre muerto, aparentemente asesinado. Antes de preguntarnos ¿Quién fue?, debemos responder a las siguientes preguntas:

¿Qué sucedió?
¿Quién es la víctima?
¿Cuándo ocurrió?
¿Dónde ocurrió?
¿Cómo se cometió el crimen?
¿Con que arma o instrumento se cometió?
¿Por qué se cometió?

La Policía Judicial o Científica es la que debe encontrar las respuestas de estos llamados «Siete puntos de Oro». Debiendo ser una organización unida y compacta integrada por hombres y mujeres que trabajen en equipo, un servicio de acción que tenga por fin certificar los hechos y aprender a los transgresores de la ley, su función terminará cuando pruebe los hechos y sean detenidos los delincuentes, debiendo someter los resultados obtenidos de sus investigaciones a otros funcionarios gubernamentales.

Entonces, verdaderamente, la Policía será: Un instrumento de la seguridad, ámbito adecuado de la libertad; que la Ley determinará para accionar en un Estado de Derecho y en defensa del Orden Constitucional. Caso contrario, será cualquier otro organismo, pero no Policía.