Requisito constitucional para su reconocimiento jurídico
Por: Dr. Raúl Velasco Garcés
I.- LA CONCEPCION FILOSOFICA.-
FUNDAMENTO ESENCIAL PARA EL RECONOCIMIENTO DE PARTIDOS Y MOVIMIENTOS POLITICOS.- La Constitución vigente ha puesto sobre el tapete intelectual político, el tema de los partidos y movimientos políticos. En la forma y fondo que los define en su Art. 108 y siguientes, apunta varios requisitos para ser reconocidos jurídicamente, entre ellos uno que corresponde a la Filosofía del Derecho en materia política, cual es el siguiente, “…sustentarán concepciones filosóficas, políticas, ideológicas, incluyentes y no discriminatorias”.
En la frase inicial del inciso segundo de esta misma norma constitucional nombra otro principio, ”democracia”: “Su organización, estructura y funcionamiento serán democráticos…” ; y menciona otros requisitos conexos, “Los partidos políticos deberán presentar su declaración de principios ideológicos, programa de gobierno que establezca las acciones básicas que se proponen realizar”, según lo prescribe el inciso segundo del Art. 109.
De similar manera exige de los movimientos políticos, el inciso tercero del Art. indicado. Observo que el Art. 108 utiliza en forma separada, con una coma de por medio, los vocablos “concepciones…”filosóficas”, “políticas”, “ideológicas” que merecen esclarecimiento en la ley secundaria: o se los toma como sinónimos o, con su correspondiente significado separado, en Derecho Político. En todo caso, será materia de la ley secundaria la elucidación de esos vocablos.
Mas importante resulta señalar que estas “filosofías, políticas e ideologías” de los partidos y movimientos tienen que guardar concordancia con la definición de Estado democrático y Gobierno republicano que define esta Constitución en su Art. 1º; de tal modo que los partidos que no sostengan estos postulados, no podrían ser reconocidos jurídicamente por el Estado.
II.-CONCEPTOS UNIVERSALES DE LA FILOSOFIA POLITICA.-
Hay ideas, conceptos, términos filosóficos que no pertenecen a ninguna escuela o partido, que han pasado a ser patrimonio cultural universal, pero que se los maneja con sentido ambiguo interesado o desconocimiento de su significado original.
Este sentido filosófico de la etapa moderna que los historiadores sintetizan como el surgimiento y auge de la razón, pone en primer plano al hombre, su libertad para ser, para elegir, para transformar e intervenir en la naturaleza. La razón es absolutamente libre de querer y decidir sobre todas las cosas.
III.- LA DOCTRINA FILOSOFICA POLITICA DE LA ILUSTRACION.-
Con más precisión en este punto es hablar de la denominada doctrina de la ilustración, antes que de filosofía.
Las características principales de la Ilustración fueron las siguientes: gran confianza de los poderes de la razón, conciencia de una nueva época mejor que borre las anteriores por el predominio de la razón que no por el dogmatismo, sin desconocer la existencia de Dios, construcción de una filosofía del conocimiento y de la moral sin fundamentos metafísicos.
Montesquieu, Voltaire, Rousseau enseñaron algunos fundamentales puntos de Derecho Político, a través de sus obras y artículos publicados en los primeros tomos de la famosa “Enciclopedia” que, por encargo fuera dirigida por Diderot y D`Alambert. En esta famosa obra intervinieron en su redacción numerosos intelectuales, artistas, y científicos, con un esfuerzo de compendio cultural universal de esa época.
Esta corriente intelectual que “transformó la mentalidad europea”, tuvo en Montesquieu al defensor de la libertad, en su obra “El espíritu de las leyes”. Este filósofo y jurista, (graduado en leyes), analiza las diferentes formas de gobierno y se pronuncia por un gobierno republicano, que es democrático e igualitario. Contra el absolutismo monárquico ideó su aplicada tesis de la división de poderes, legislativo, ejecutivo y los controles recíprocos del poder y salvaguarda de los derechos.
Rousseau, autor también de otras obras importantes, publicó por los años de 1762, “El contrato social”, un pacto que permite asegurar las libertades individuales, a través del cual se estipulan las leyes de convivencia. Los individuos humanos buenos y sociables por naturaleza, entregan su libertad a sí mismos, y no a un soberano que los gobierne, (que no al soberano, al “leviatán” – el Estado – según la idea del filósofo Hobbes, para imponer la paz, el orden a los hombres lobos por naturaleza).
Voltaire, crítico de la religión y divulgador de las ideas de Locke, abogó por la absoluta libertad de pensamiento y propugnó el progreso científico, mediante una política dirigida al bienestar común.
Estas y otras ideas de la Ilustración, instruyeron a los ejecutores revolucionarios de la Revolución Francesa de 14 de Julio de 1789; poco después, la Asamblea Constituyente aprobó la “Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano”, de 2 de Octubre de ese mismo año. Las ideas de la Revolución fueron de corta duración en la misma Francia, los reinados europeos volvieron al sistema monárquico de gobierno, con ciertas concesiones a la representación popular; pero no así en el mundo de las ideas universales que tuvo y tiene en la organización constitucional de los nuevos Estados hispanoamericanos y hasta hoy, en las contemporáneas.
Antes de ello, en Norteamérica, se dio la Declaración de Derechos de Virginia y la Constitución de Filadelfia, que declaró la Independencia de Estados Unidos de su colonizadora Inglaterra, el 4 de julio de 1776. Esta Asamblea presidida por Jefferson, después, añadió, mediante enmienda a esa Constitución, la declaración de derechos, inspirada en la francesa de 1789. Que este magno documento, sirvió de modelo para los nacientes Estados independientes del resto de América, es cosa conocida. En materia política, sus principales logros de principios universales de filosofía política, son la soberanía que reside en el pueblo, el sufragio, la división de poderes, la democracia representativa, el principio de legalidad, el reconocimiento y protección de los derechos individuales tales como el derecho a la vida, a la propiedad privada, a la libertad, etc. Con estos extendidos prolegómenos de concepción filosófica trataré de acercarme a las ideologías de los partidos políticos principales, con unidad de épocas: clásica, moderna y contemporánea.
LA IDEOLOGIA LIBERAL.- Lo que más define al liberalismo como ideología es la libertad económica que sustenta, más que las ideas de orden político constitucional clásico, que, como expuse en líneas anteriores, son de común acuerdo filosófico político para los Estados democráticos, desde el comienzo de su organización independiente. La teoría económica liberal empezó a constituirse en cuerpo completo de doctrina a fines del siglo XVIII. En el siglo veinte se fue detallando y aplicando con radicalismo en algunos países y con cierta moderación en otros. Después adquirió diversos matices radicales o moderados respecto de la menor injerencia del Estado en la producción y el comercio. El liberalismo moderno acepta cierta intervención reguladora y derechos sociales.
Para tener una visión completa, tenemos asimismo que retrotraernos al pensamiento de los dos Estados líderes del progreso económico, en pro de sus propios intereses que efectivamente los alcanzaron hegemónicamente en los siglos XVIII y XIX. Sus ideólogos fueron los franceses, Turgot con su idea principal de la libertad del comercio y la industria y Quesnay, uno de los fundadores de la economía política y jefe de los llamados fisiócratas, cuyas tesis principales de esta escuela económica fueron que las leyes naturales rigen el orden económico, que la propiedad agraria es el primer derecho natural y la que genera riqueza, que esto debía lograrse limitando el poder y la función del Estado, etc.
El escocés Adam Smith, llamado el padre de los economistas, por ser el fundador de la economía clásica liberal, cuya tesis, en esencia, dice: “La riqueza de una nación resulta de la diligente persecución por cada uno de sus ciudadanos de sus propios intereses. Cada individuo tiene la recompensa generada por sus esfuerzos, o sufre las penalidades de su holgazanería… al servir a su interés personal, a su vez, el individuo sirve el interés público… el individuo es impulsado a proceder así por una mano invisible. Y esta mano invisible es mejor que la mano invisible, inepta y rapaz del Estado. Cuando más grande sea el mercado, más extensos podrán ser los esfuerzos de producción y mayores serán también las oportunidades de división de trabajo.
Más adelante, Faguet, otro ideólogo liberal resumiría este papel del Estado indicando que, “Las funciones naturales del Estado son la Policía, la Justicia y la Defensa. Todo lo demás es pretensión del Estado” John Locke, de grande influencia en Inglaterra y Europa, aparte de su pensamiento filosófico sobre el entendimiento humano y la superación del escepticismo cartesiano, basó su idea política en que el Estado es creado para la defensa de la libertad e igualdad de todos y en materia económica, un Estado abstencionista y tolerante.
Por derivación de estos principios económico-sociales, sus detentadores radicales pusieron en primera línea la liberación de trabas y el libre juego del comercio y de la industria. Propugnaron el liberalismo económico, esto es, la economía de mercado, extendido al internacional. Su defensa del mercado, en la etapa clásica es tenaz y no admite intervenciones del Estado para organizar la competencia o para repartir mejor los ingresos. Sustenta la iniciativa privada más amplia y la menor injerencia del Estado en la producción y el comercio.
La célebre frase, “laissez faire, laissez passer”, acuñada por la escuela de los fisiócratas, compendia este sistema de alcance político y económico, pues su verdadero sentido es, “dejad actuar, dejad libre paso a las leyes naturales”. Dejar hacer, dejar pasar, con relación al papel del Estado, condensa esta aspiración del liberalismo. Considera que la persona movida por su interés económico hace posible el progreso individual y el de la sociedad, porque esta “mano invisible” es el motor la que lo mueve y crea la riqueza de las naciones. Que la suma de de estas actividades individuales redunda en ventaja colectiva, al generar riqueza que se distribuye espontáneamente. Por las “leyes de la oferta y de la demanda”, se origina una economía compleja de Mercado, en el que se encuentran las cosas que se venden y se compran. En esta libre concurrencia, tiene más ventajas el que ofrece los bienes por el precio menor. Para estos negocios es necesario la máxima libertad. Al Estado sólo le toca asegurar la libre concurrencia y el cumplimiento de los convenios privados.
CRISIS DEL LIBERALISMO ECONÓMICO CLASICO.- del humanismo filosófico. Por intereses manifiestos, trastrocaron la idea de la entrega generosa de la libertad, para lograr orden y justicia, por la práctica individualista de la libertad con el finalismo de lograr el mejor aprovechamiento individual de la sociedad y de las instituciones políticas y económicas de un Estado permisivo y alentador de la codicia de riqueza infinita. Las guerras y conflictos sociales han sido ocasionadas, en todo o en parte, por choques de intereses, con frecuencia disfrazados con la ideología liberal.
Los economistas liberales, llamados neoclásicos empiezan un largo proceso de análisis marginal y el estudio de los equilibrios globales, pero es en el Siglo XX que comienza una revisión a fondo para pasar al estudio detenido de los agentes económicos y de sus comportamientos reales (economía profesional). Se descubre que la libre competencia se ha transformado en “competencia monopolística” y vuelcan su atención hacia la tecnología y los negocios.
Los neoliberales reconocen que para mantener las instituciones de la libertad y su funcionamiento correcto, el Estado tiene que intervenir mucho más de lo que habían pensado los clásicos, pero siguen manteniendo las orientaciones básicas, como el de la libre concurrencia por ser, según ellos, el régimen más seguro para el equilibrio y dinamismo de la economía. Pero es Keynes el gran renovador del liberalismo económico moderno, puesto que sostiene que es el Estado el que tiene que intervenir para mantener los equilibrios necesarios y es partidario del pleno empleo.
Keynes dice: cuando la falta de demanda efectiva por parte del público dé lugar a una depresión, los gobiernos deberán aumentar sus gastos, elevando así la demanda y si el Estado con este fin ha de aumentar su Deuda Pública, el daño que ello significa es inferior al que habría ocasionado la depresión no combatida y el paro obrero consiguiente (desempleo). Cree que el peligro de demanda efectiva por parte del Estado pueda provocar una inflación, es pequeño… (ojo: nótese que estas orientaciones macroeconómicas están siendo aplicadas en algunos países…como el nuestro). Que el Estado constituye la principal esperanza para paliar las injusticias del capitalismo moderno.
EL SOCIALISMO MARXISTA Y SUS DIVERSIFICACIONES SOCIALISTAS.- Las vigorosas oposiciones a los excesos económico-sociales en que recayó la doctrina liberal, principalmente en lo atinente a la propiedad y el trabajo, dieron lugar a serias críticas y oposiciones, hasta que la vigorosa y potente doctrina del filósofo Marx, en su obra “El Capital”, se esforzó por demostrar que la economía liberal, llamada por él de “capitalista”, es aprovechada por los ricos que explotan a los pobres, causado por el inevitable sistema de la apropiación del plusvalor del trabajo del obrero. (Plusvalía: la diferencia entre el valor del trabajo y el valor de la fuerza del trabajo, el empresario explota al obrero, pues no le paga el valor de su trabajo, sino sólo el valor de su fuerza del trabajo) Pero esta explotación, no es una injusticia, no tiene lugar a consecuencia de los malos sentimientos de los empresarios, o de esfuerzos o maquinaciones por su parte… por lo que no puede suprimirse esta realidad sino cambiando el sistema económico capitalista, por el socialista; hecho histórico irreversible de igual manera que el capitalismo sustituyó al artesanado medieval.
Este nuevo Estado concentrará a todos los bienes de producción en propiedad del Estado, organizará la actividad en forma centralizada y distribuirá los bienes de consumo con igualdad. La solución está en que el Estado sea el propietario de todos los capitales de la colectividad, de modo que los provechos de la plusvalía recaigan en el proletariado. Su doctrina se funda en la interpretación materialista del proceso histórico y económico de la humanidad que ha obrado en contra del hombre y su bienestar material y cultural.
Las medidas reformistas que propone el Manifiesto Comunista de 1848, son las siguientes: Fin de la propiedad privada de la tierra. Impuesto progresivo a los ingresos. Un banco nacional con el monopolio de las operaciones bancarias/Propiedad pública de los ferrocarriles y medios de comunicación/ Extensión de la propiedad pública a las industrias/ Cultivo de las tierra ociosas/ mejor manejo del suelo./ trabajo para todo el mundo/Combinación de la agricultura con la industria/ Descentralización de la población/ Abolición del trabajo infantil/ Educación junto al trabajo. (Quienes han hecho el inventario de estas medidas, comprueban que en los países del capitalismo más desarrollado se han aplicado todas estas medidas con excepción de la eliminación de la propiedad privada y el monopolio de las operaciones bancarias).
Su discípulo Lenín en sus tácticas revolucionarias incitó a la lucha de clases y su idea económica se fundamenta en que los países ricos han trasladado de sus masas obreras a los países pobres el peso de la explotación capitalista (Imperialismo).
Stalin, en vez de llevar a la práctica el principio de Marx del gobierno del proletariado, instauró un régimen político autocrático, sin límite alguno, pues su voluntad fue la suprema ley. En lugar de una economía estatal a favor de los pueblos ruso y satélites, aplicó el colectivismo en forma de planificación total y administrativa de la economía, que dio resultados desastrosos para la URSS. Más interesado en la guerra y el poder que lograr la paz para el desarrollo, dedicó este esfuerzo y sacrificio del proletariado para convertir a Rusia y sus satélites en potencia militar de primer orden.
La administración absolutista de la política y de la economía y su esfuerzo por llevar la revolución a los países de los cinco continentes, a través de los partidos comunistas, fueron causa para que después de su muerte empezara a decaer con movimientos revisionistas de su política y sus métodos totalitarios, hasta que el sistema en una lucha sin sangre se disolvió por sí solo. Algunos de estos países del Este europeo comunista adoptaron muchos de los principios que rigen la actividad económica de las potencias de occidente.
IV.- LAS DOCTRINAS INTERMEDIAS DE TERCERA VIA.
NI CAPITALISTAS NI MARXISTAS.- Después de los desastres de todo orden que produjo la II Guerra Europea con repercusiones mundiales y de las experiencias del nazismo, del fascismo, del falangismo, la Organización de Naciones Unidas, volvió a reconsiderar los principios clásicos de filosofía universal, Libertad, Justicia, Paz. Su célebre Carta constitutiva y “Declaración Universal de los Derechos del Hombre”, aprobada en su sesión plenaria de 10 de diciembre de 1948, forma parte de las normas de superior legalidad en las constituciones de la mayor parte de los países del mundo. Contempla los principales derechos políticos, económicos, culturales y sociales del trabajo, de la seguridad social, alimentación, salud, educación, cultura, etc. De tal modo que todos los partidos democráticos tienen que sustentar estos principios y otros contenidos en numerosos convenios internacionales, que hacen parte del ordenamiento jurídico del Estado.
He aquí un ideario de concepciones filosóficas y programáticas que bien pueden ser materia de estatutos y principios ideológicos de un nuevo partido político, con otras adiciones que han surgido a través de los nuevos problemas y soluciones. Lo principal será su programa de gobierno que establezca las acciones básicas que se proponga realizar.
Son más de 60 años de la mencionada Declaración de casi la totalidad de Naciones Unidas y surge otra vez la pregunta : ¿Hemos vuelto al escepticismo de Descartes?.
El análisis contemporáneo se finca en una realidad innegable que todas las ideologías de partidos políticos, por sus repercusiones humanas, han fracasado rotundamente. Las desmesuras en sus métodos y sistemas artificiosamente creados, sin consulta de la naturaleza humana (los fundamentos filosóficos de los derechos humanos, en el primer caso; y de la libertad, en el segundo) han dado lugar a un nuevo revisionismo que supera la etapa de la post-modernidad. Nos queda, la expectativa de doctrinas intermedias, llamadas de tercera vía, que tienen diferentes fuentes y pensamiento filosófico, como la social democracia y el socialismo de la democracia cristiana, que propugnan concepciones filosóficas y principios muy respetables, que en apretada síntesis se manifiestan bajo el lema: “justicia social con libertad”.
De las dos más importantes, que en algunos países que las han practicado han dado buenos frutos de gobierno (Alemania, los países escandinavos y otros) me ocuparé en otro artículo y tal vez, de la misma transformación del comunismo soviético en una especie de democracia política, con ciertos principios de economía capitalista. Del misterioso vuelco del comunismo chino hacia prácticas de mercado internacional capitalista, con honestidad intelectual debo decir, no las comprendo todavía y más bien sugiero que su dilucidación y alcance nos den a conocer sus militantes doctrinarios.