Un hecho curioso sobre nuestro Libertador, que no ha sido suficientemente divulgado:

La Universidad Real y Pontificia de San Marcos, de Lima, le otorgó el título de Doctor en Derecho.

No fue un doctorado honoris causa general, sino uno específico de abogado porque las autoridades rectorales consideraron que Bolívar cumplía con creces los requisitos para ser abogado:  había escrito leyes, constituciones completas de repúblicas…

Bolívar aceptó el título con la condición de que le hicieran las pruebas de conocimiento que se aplicaban en esos casos.

Le hicieron el examen y lo aprobó. El 3 de junio de 1826 asistió al acto especial donde le fue entregado el título.

¿Quién sabía esto?

¿Los abogados que están leyendo?

¿Dónde estará ese título?

Nuestro brillante libertador se nos presenta en múltiples facetas, entre ellas: filósofo, educador, periodista, estadista, estratega, visionario, político, diplomático, escritor, humanista, conservacionista, legislador, padre de seis naciones y ciudadano ejemplar por antonomasia.

Encontramos en él, una faceta para muchos desconocida y poco divulgada, como es la de abogado; para ello estudiamos que, encontrándose en Lima el 3 de junio de 1826, las dignas autoridades de la Universidad Mayor de San Marcos,  la más antigua  de América, fundada el 12 de mayo de 1551, presidida por  el rector Miguel Tafur, representantes del gobierno, de los magistrados de la Corte Suprema, de las máximas autoridades de la iglesia, miembros del Colegio de Abogados del Perú,  invitados especiales y público asistente, nuestro Libertador recibe el título de Abogado Efectivo, no honorífico.

El discurso de otorgamiento estuvo a cargo del docente Joaquín Larriva y Ruiz quien expresó:

“… Se extenderá hasta donde sea capaz  de incrementarse la gloria del augusto nombre, que hace la admiración del orbe entero”.

Bolívar contesta en emotivas palabras de agradecimiento lo siguiente:

”Al pisar los umbrales de este santuario de la ciencia, yo me sentí sobrecogido de respeto y de temor, y al verme ya en el seno mismo de los sabios varones de la célebre Universidad de San Marcos, me veo humillado entre hombres envejecidos en las tareas profundas y útiles meditaciones elevadas con tanta justicia, al alto rango que ocupan en el orden científico… desnudo de conocimientos y sin mérito alguno. Vuestra bondad me condecora gratuitamente con una distinción que es término y la recompensa de años enteros de estudio continuo…

¡Señores, yo marcaré para siempre este día tan hermoso de mi vida y no olvidaré jamás que pertenezco a la sabia Academia de San Marcos!

Yo procuraré acercarme a sus dignos miembros, y cuantos momentos me pertenezcan después de llenar los deberes que he contraído por ahora, los emplearé en hacer esfuerzo para llegar; si no a la cumbre de las ciencias en que vosotros os halláis, al menos en imitaros».

Esta es pues una nueva faceta en la vida, obra y acción de Bolívar.

Con su prolífica prosa, dejó para la posteridad unos diez mil documentos, de los cuales siete son reconocidos como los estelares; de ellos,

El Máximo es el Mensaje dirigido al Congreso reunido en Angostura el 15 de febrero de 1819.

Su caudal léxico se estima en 16.000 voces, muy elevado para la época, tomando en cuenta que Shakespeare utilizó 15.000 y Cervantes más de 20.000 voces, según estudio de la conocida filóloga peruana Martha Hildebrandt.

Los abogados tienen en Bolívar, al Libertador y al colega que los inspira en la aplicación de la justicia con equidad e imparcialidad, recordando estas palabras suyas expresadas el 23 de enero de 1815 en Bogotá: “… la justicia es la reina de las virtudes ciudadanas, y con ella se sostienen la igualdad y la libertad».

LA HORA

Foro Interamericano De Abogados