Dr. Bayardo Moreno-Piedrahita

E L ALARMANTE ABANDONO DESHUMANIZADO y cruel de las judicaturas y los juicios en todas las instancias judiciales, es una mínima parte de la enorme desorganización de la administración pública del País.

Distintos pretextos

Es incontrolable la concesión de permisos y licencias con distintos pretextos, a Magistrados, Jueces, Curiales y empleados, bajo la apariencia o el escudo de giras de observación, enfermedad, seminarios, conferencias y mil argumentos más, sin pensar en el vía crucis que agobia al pueblo en la administración de justicia.

Falta de autoridad

Es evidente la falta de autoridad moral de los superiores, para negar una solicitud de esa naturaleza, debido a que ellos mismos la promocionan al abandonar en forma arbitraria sus puestos de trabajo, o simplemente porque existe la confabulación entre todos. Resulta inexplicable que no se pueda exigir la justificación previa para conceder una licencia o un permiso, o es que los empleados de menor jerarquía son más inteligentes que sus jefes para convencerlos como a «TONTOS», con cualquier artimaña o excusa; o tal vez, porque los superiores tienen que pagar muchos compromisos.
En el Palacio de Justicia, comenzando por la Corte Suprema , Cortes Superiores y Juzgados de primer nivel, nunca se encuentra al personal completo en las judicaturas, debido a los permisos y licencias, aparentemente legales y a los autopermisos informales, que se otorgan los propios empleados, para atender asuntos personales.
A todo el mundo le consta que algunos Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, han hecho el hábito de reintegrarse a su familia en las distintas provincias, desde el día jueves por la tarde, hasta el día lunes, al medio día, sin necesidad de la licencia y el permiso, para abandonar su despacho. Quién los controla?.

Tierra de nadie

A nadie le importa que el pueblo, los litigantes y abogados pierdan el tiempo; lloran de angustia; lamenten el abandono de las causas, o se mueran de coraje por la falta de despacho de los juicios.
Viva la dictadura del Abandono de las judicaturas, los permiso y licencias!, parece la consigna de algunos magistrados, jueces y curiales, como si la administración de justicia, fuera el feudo de unos pocos, o la tierra de nadie.
Por respeto a la Ley y a la majestad de la justicia, ya es hora de que los permisos y licencias se concedan previa la comprobación honorable de una causa justificada, para evitar el excesivo abuso y la molestia que ocasiona al público la ausencia de cualquier funcionario, en la judicaturas.

Eliminar el abuso institucional

Es necesario eliminar este abuso institucional en el país, con normas claras y precisas en la Ley Orgánica de la Función Judicial, para que no exista excusa alguna, en forma urgente y si eso no basta para corregir el mal, aún se debe reformar la Constitución Política del Estado.
A los magistrados, jueces y curiales que salen del país en giras «para que los observen», perdón, «en giras de observación», se les debe exigir cuentas de su labor y el beneficio de la gira para la función judicial; a los enfermos que no estén de gravedad, hay que curarlos en el departamento médico de la función judicial; a los amantes de los seminarios, se los debe felicitar por su deseo de aumentar la cultura jurídica, pero recordándoles, que el Estado no les paga para que se conviertan en estudiantes y que por lo tanto, si quieren ser sabios deben aprovechar el tiempo libre para estudiar estudiar, en ves de irse de juerga o perder el tiempo en otros menesteres.

Cumplir con el deber

Esta dictadura debe llegar a su final, con una política que aparte de crear las normas que regulen su concesión, enseñe a todos los empleados judiciales, que sobre los permisos y las licencias, debe estar el amor natural al trabajo y la predisposición mental para cumplir con el deber, porque quien cobra un sueldo sin trabajar, es un ladrón del dinero del pueblo; y, todo ladrón debe estar en la cárcel y no en el desempaño de una función pública, como premio a la vagancia .

Infamia sin nombre

Por otra parte, el abandono de las judicaturas y los juicios, constituye una infamia sin nombre, porque atar a la espalda de otro magistrado, juez, curial, la pesada carga del trabajo que no les corresponde, no es respeto, solidaridad o estima para el compañero de trabajo sino una práctica repudiable, con la que se debe terminar.
Según la Constitución Política del Estado, el trabajo es un derecho como delito a la vagancia con penas de prisión y multa, aunque con guante blanco.
Antes que esperar la sanción, mejor sería aprender que el trabajo tesonero y constante produce calor en la sangre, lumbre en el cerebro y alegría en la vida, a diferencia de la vagancia que es la culpable de tantas peripecias.
En la Administración Pública y en el Congreso Nacional, ocurre lo mismo que en la Función Judicial, o algo peor.
Para erradicar este mal, la consigna debe ser vigilar y sancionar severamente.
Abajo la Dictadura del abandono de las judicaturas, las licencias y permisos injustificados.