Autor: Dr. Marco V. Gárate Abad

“… Otro hecho atroz se registró en la cárcel de Latacunga. Una agente de la Policía habría sido violada por uno de los privados de la libertad…” Así anunciaban los medios de comunicación, el atroz delito de violencia sexual.

Comienzo analizando que dentro de las cárceles del Ecuador y del mundo entero, se precisan situaciones como corrupción, violaciones a los derechos humanos, atropellos a la dignidad humana, entre las transgresiones más relevantes.

Sostener el control de las cárceles, cada día es más difícil, sobre todo cuando ya existe un marcado poder y privilegios dentro y fuera de las mismas, identificadas como mafias.

Hay que ser bastante críticos en cuanto al modelo de gestión penitenciaria, sobre todo al pretender querer del sistema uno bueno o regularmente aceptable en el tema de políticas públicas que involucre salud, trabajo social, salud mental, familias, sociedad, rehabilitación, tornándose un problema estructural sobre una política criminal.

Prevención Integral del delito

Durante los gobiernos anteriores no se pensó en la prevención integral del delito, sino en la construcción imponente de cárceles donde el hacinamiento o la sobrepoblación se constituye en el problema estructural.

El Código Orgánico Integral Penal, al tener un catálogo amplio de delitos, fue el coautor del mayor índice de PPL en Ecuador. ¿Me pregunto, hay que reformar el COIP? Es un debate complejo al que los expertos están llamados a inmiscuirse y dar su mejor aporte.

¿Existe una verdadera rehabilitación social?

Podría decir que existe la buena intención del Estado, pero la realidad expresa lo contrario, una alimentación deficiente, hacinamientos en los pabellones, reclusos con prioridades internas, escasos recursos destinados a la rehabilitación, es decir la situación es muy complicada, pero se torna aún más difícil si a estos problemas le sumamos la corrupción.

¿Pero de verdad hay corrupción en las cárceles?

Los que en ocasiones hemos prestado el servicio social o profesional a los PPL, podemos ver la dinámica que existe en estos centros, puertas de acero, perros policía, filtros de seguridad, y un contingente de policías y guardias que chequean hasta el mínimo movimiento en falso que das. ¿Entonces como pasan las armas, cuchillos, bombas, celulares, y muchas más que solo se observa al momento de las requisas? Ahí está la corrupción, si ahí, en las personas que están dispuestas a cometer un delito, la una a ingresar los objetos y la otra a dejar pasar armas por dinero o a veces incluso por amenazas.

He aquí la interrogante más grande.

¿Cumple el Estado con garantías básicas a los policías que custodian a los PPL?

La inseguridad en las cárceles da una falsa sensación, a mayor inseguridad, mayor represión, a mayor represión mayor violencia, tornándose de esta forma, opaca la prevención en la violencia y seguridad carcelaria.

Pero podemos ver que ni el rango, ni el uniforme, ni el hecho de ser MUJER, sirven para que sujetos atroces acaben con el sueño y dignidad de una persona. De esta forma se evidencia la brutalidad que conlleva la violencia del hombre contra la mujer, donde se reafirma una vez más la relación dominante masculina.

La violencia sexual llega a frustrar el proyecto de vida de las personas, dejando secuelas graves (ansiedad, miedo, culpa, etc.) Ahora, ¿quién responde por el impacto psicológico de esta mujer valiente que cumplía con su trabajo? Podrá castigarse al culpable, pero no se devolverá la salud física y mental de esta mujer; creería que el paso por prisión no logra en lo mínimo la rehabilitación como tal.

El país esta caótico con las noticias de las cárceles, pero más penetrante son las noticias que los medios de comunicación alertan cada minuto sobre violencia contra la mujer. Se ha dado pasos gigantescos en torno a violencia contra la mujer en nuestro país, pero falta dar un salto más grande, identificar las necesidades para dar medidas urgentes y rápidas de seguridad a las víctimas, donde el Estado juegue un papel protagonista en la sensibilización y prevención de la violencia con la participación de la ciudadanía bajo el principio de corresponsabilidad.

La violencia contra las mujeres a pesar de existir en la historia, recién hacia los años 80 se visibiliza en nuestro país como tal, con la firma de la convención CEDAW, y años más tarde la adhesión a la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia Contra la Mujer de Belém do Para. En la Constitución de 1998 se logró algo muy importante para las mujeres como el derecho a la integridad personal y a una vida libre de violencia, a la igualdad ante la ley y la no-discriminación; la participación equitativa de mujeres y hombres en ámbitos políticos; la educación no discriminatoria que promueva equidad de género; la obligatoriedad del Estado de aprobar políticas públicas para impulsar la igualdad de las mujeres, entre otras.

La violencia contra la mujer requiere de una urgente atención por parte del Estado y de todos sus partidarios, por lo que la violencia es asunto de todos.

Me solidarizo con la mujer valiente que, cumpliendo con su trabajo, fue despojada de su sonrisa y su integridad como tal.

Sororidad y solidaridad se necesita en tiempos difíciles.

Marco Vinicio Gárate Abad.