Dr. José García Falconí

S E HA MANIFESTADO CON MUCHA RAZÓN , de que la Justicia es el más alto atributo divino, más aún en materia penal tan vinculada a la libertad y honra de las personas, por lo que para administrar en esta área se requiere de conocimientos especializados además de una propiedad acrisolada con el fin de garantizar esa administración de justicia.

La vindicta pública

La prensa nacional se ha hecho eco de que el Juez y el Fiscal son las personas en quienes la vindicta pública confían y les da autoridad suficiente para dictaminar y juzgar y luego sentenciar o sea hacer justicia, por eso la necesidad de que estas personas que ejercen tan importante y delicadas funciones deben ser no solo conocedoras de la Ley, sino de una integridad moral intachable y con mística de trabajo, que los libre del soborno, de la corrupción que desgraciadamente campea en nuestro país.

Suma de todas las virtudes, valores, enseñanzas y precepto

Ya se ha manifestado con mucha razón que el derecho sufre más por la corrupción, que por la violencia y menos mal hacen cien delincuentes, que un Juez venal, conocido es que un pueblo pierde la fe, cuando no cuenta con tribunales que administren bien y pronto; La Justicia es pues una de las caras aspiraciones de todos nosotros, justicia ejercida por Fiscales y Jueces y Magistrados, sapientes e independientes en el ejercicio de su alta misión.
No olvidemos, que la justicia es una especie de resumen de todo bien, es la suma de todas las virtudes, valores, enseñanzas y preceptos, cuando ellas están ordenadas dentro de la jerarquía correspondiente.

Justicia divina y justicia humana

La Justicia Divina supera toda ponderación y cálculo, es pues la medida del amor infinito que en el ser Supremo o Gran Arquitecto llamamos: misericordia; mientras que la Justicia Humana es limitada y a veces precaria, jamás llega a las profundidades del ser y sin embargo debe hacerse distributiva para asegurar la equidad en el reparto de los bienes, porque ser justo es afirmar el derecho ajeno y escoger la igualdad de las personas.
Para terminar, me permito transcribir varios pensamientos que contiene la Biblia, el libro de libros sobre el tema materia de este artículo: «No uses la violencia contra tu prójimo, ni le arrebates lo que es suyo. No tengas la paga del trabajador hasta el día siguiente. No pongas ningún tropiezo en el camino del ciego. Muestra tu reverencia a Dios. Yo soy el Señor. No actúes con injusticia cuando dictes sentencia; ni favorezcas al débil, ni te rindas ante el todo poderoso. Apégate a la justicia cuando dictes sentencia. No andes con chismes en tu gente. No tomes parte en el asesinato de tu prójimo. yo soy el señor». (Levítico 19.13-16).

Frases relevantes

Con el mayor respecto para el amigo y colega lector de esta Sección, permitidme repetir en esta ocasión, lo que semanalmente me enseñan mis maestros para hacer un poco más llevadera esta vida: Ser prudentes, diligentes, moderados y discretos y aplicar en vuestras vidas dos virtudes que son fundamentales: La virtud de la caridad y el amor a la justicia, pués como dice el profeta Isaias «La Justicia producirá paz, tranquilidad y confianza para siempre».
Una de las frases que más me ha impactado y repito interiormente, es la que dice el maestro Jesús de Nazaret «Si alguna vez escuchas algo en contra de una persona… podría no ser verdad; y aunque tengas la plena seguridad y certeza de que es verdad… es sublime callar. No condenéis… y no seréis condenados».
Gracias al amable lector por su comprensión y tolerancia por el contenido de este artículo.