Por el juego limpio

Por: Dr. Oswaldo Paz y Miño J.
EXPERTO EN DERECHO DEPORTIVO

Los deportistas:

Son los protagonistas y su actitud debe: mostrar cooperación con sus compañeros, y técnicos; conocimiento y respeto de las reglas del juego; aceptar las decisiones de los jueces; excluir lenguaje inapropiado con sus oponentes y por sobre todo, no intentar el triunfo apoyándose en la injusta ventaja que puede ofrecer una trampa.

Los educadores:

Tienen que fomentar en los niños la participación en el deporte; mentalizar en ellos el significado de deportividad; garantizar la seguridad de los espacios deportivos; enseñar que la violencia y el deporte son actos excluyentes el uno del otro.

Los entrenadores:

Han de ser ejemplo para los jugadores y los espectadores, por lo que deben: conocer las reglas del juego; no incentivar a la violencia; no ofender a sus pupilos en la competencia, ni fuera de ella; mantener al pie de la letra la disciplina y no inducir a practicas antideportivas a los participantes y no consentir la intervención de los dirigentes para romper el juego limpio.

Los árbitros:

Están obligados a respetar y hacer respetar en todo caso las reglas del juego, y no deberán nunca: ser sujetos de presiones de ningún tipo; ofender a los deportistas prevalidos de la autoridad que les otorga el reglamento; mantener un estado físico inadecuado a su trabajo; caer en tentaciones que afecten los resultados justos de la competencia, esto es interponiendo cualquier tipo de estimulo o sentimiento a favor o en contra de uno de los competidores.

Medios de Comunicación:

Deben informar con objetividad, sin prejuicio, sensacionalismo, ni regionalismo; difundir en mayor proporción la noticia positiva, el juego limpio y condenar abiertamente todo conflicto y acto de corrupción en el deporte así como combatir con ideas la violencia y denunciar la pasividad del estado ante le delincuencia que ha surgido en los escenarios y espectáculos deportivos.

Espectadores:

No están para ridiculizar a los jugadores propios o contrarios en razón de su raza, aptitudes físicas; o nacionalidad, ni atacar de palabra u obra, a los árbitros, cuerpos técnicos y a los aficionados de camiseta diferente a la suya o a los neutrales asistentes.

Padres:

No deben mantenerse impávidos ante la violencia en los escenarios deportivos, denunciar esos actos ante las autoridades y ante los jueces. No tolerar complacientemente los actos contra el juego limpio vengan de donde vinieren. Recomendar a sus hijos no asistir a estadios donde se propicie revanchas entre equipos, dirigentes e hinchas.

Dirigentes:

Deben ser hombres capaces, libres y de buenas costumbres. Íntegros y sin bajas pasiones.