SE CIERRA UNA PÁGINA
EN LA HISTORIA DEL DERECHO COOPERATIVO

La reapertura de la San Francisco de Asis

Por: Dr. Carlos Naranjo Mena
Especialista en Cooperativismo
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V IVÍAMOS LAS POSTRIMERÍAS de la década de los ochentas, la que los economistas denominaron década perdida. Gobierno de la Izquierda Democrática, Partido Político que, voluntaria o involuntariamente, ha estado vinculado como actor principal de una serie de actos contrarios al desarrollo del cooperativismo, pero que no es materia de esta página que pretende enfocar aspectos jurídicos, aunque, en líneas posteriores el giro de la justicia, nos llevará a especular en los tortuosos senderos de los intereses económicos y su vinculación política.

La San Francisco de Asís

El caso es que, según cuenta la historia y según recordamos algunos que estuvimos cerca de sus protagonistas, la San Francisco de Asís, en aquel tiempo, era considerada como la mayor cooperativa de América Latina, bordeaba los doscientos mil socios y tenía activos por montos superiores a los mayores bancos del Ecuador, financiaba proyectos industriales, comerciales, agrícolas y habitacionales importantes y, en los últimos, se encontró la justificación para empujarla al abismo.

Coincidencialmente también, por esos años, el cooperativismo venía sosteniendo una recia oposición a la reforma al artículo 27 de la Ley General de Bancos y regulaciones de la Junta Monetaria, como la 120-83 que sometían al control de la Superintendencia de Bancos, a las cooperativas de ahorro y crédito que, en opinión de este órgano de control, hacían intermediación financiera.

Ni la San Francisco de Asís, ni ninguna cooperativa de ahorro y crédito, han rehuído, ni rehuyen el control de la Superbancos, más aún, muchas lo buscan, porque, indudablemente, es mucho más técnico y profesional que el del Ministerio de Bienestar Social, pero, peca de ser reñido con la filosofía cooperativa y se lo acusa de ser afín con la orientación o actitud política de sus autoridades, aunque deba chocar con la justicia y el derecho, como en el caso de la San Francisco de Asís, cuando se abrió la página negra que hoy se cierra.

Antecedentes de la intervención

La emisión de tres o cuatro garantías respaldadas en inexistentes depósitos a plazo fijo, aunque si estaban respaldadas en hipotecas, fue, según, los ex directivos de la San Francisco de Asís, la gota que derramó el vaso o, mejor, la justificación que la Superbancos buscaba para intervenir a la Cooperativa y deshacerse de sus directivos y administradores, lo cual evidentemente, como todas las intervenciones, en todas las cooperativas, de todas las clases, originó las secuelas de conflictos internos, abusos de los interventores y la natural inquietud en los socios que, en las cooperativas de ahorro y crédito, es una bomba de tiempo, pues, genera desconfianza y la inevitable iliquidez.

Esa iliquidez fue, precisamente, el segundo argumento que buscaba la Superintendencia de Bancos, pero esta vez, no para una nueva intervención, sino para herir de muerte, no solo a la San Francisco de Asís, sino al movimiento cooperativo ecuatoriano y vino lo increíble, lo ajeno a derecho, lo injusto, según este Apuntador y según otros, lo anticooperativo y probancario: la liquidación.

La liquidación

No es un mero decir, aquello de que, según muchos analistas ciudadanos, en la liquidación hubo mucho de anticooperativismo y un inocultable afán de reposicionar a la Banca privada, pues, bastaría una encuesta a los ocupantes de un bus de transporte público, para demostrar que, esa es la percepción que tiene el común de los mortales, quien no escatima frases para explicarse la liquidación de la San Francisco, como una barrera de cierto sector de la banca privada, representado en la Superintendencia de Bancos que no perdonó que una cooperativa tuviera más activos que el mayor de los bancos.

En todo caso, más allá de las causas ocultas que pudieron existir, lo real es que, se violó la legislación, pues, antes como ahora, las cooperativas calificadas como intermediarias financieras, si bien es cierto, están sometidas al control de la Superintendencia de Bancos, pero en cuanto a normas de solvencia y prudencia financiera y dentro del marco de su propia Ley, esto es, dentro del marco de la Ley de Cooperativas y ella contempla otras causales para la disolución y liquidación de cooperativas, entre las que no consta la iliquidez, propia de las instituciones eminentemente financieras de corte capitalista.

La lucha de los socios

Iniciado el proceso de liquidación, se inició una titánica lucha de los socios de la cooperativa, representados por un grupo, cuya perseverancia, paciencia y ausencia de claudicación, nadie puede poner en tela de juicio y aún los comentarios de su cercanía con la última dirigencia de la cooperativa, no hacen sino confirmar que, precisamente, son quienes más comprometidos estuvieron y como tales, más conocedores de la verdad de los hechos.

La lucha de este grupo de cooperativistas, consiguió, incluso, la aprobación de la Ley de Creación de la Superintendencia de Cooperativas, por parte del Congreso Nacional, en un paso de enorme trascendencia para el cooperativismo y en una verdadera novedad para el Derecho Cooperativo que, de hecho, habría significado un avance en el control y supervisión al movimiento, pero que, tenía un pecado, y es que, en uno de sus artículos, disponía la rehabilitación de la San Francisco de Asís y ello fue suficiente para que, el Doctor Borja Cevallos, entonces Presidente Constitucional de la República, vetara la ley, en lo que, se estima, fue el último acto de su gobierno.

Han pasado casi tres lustros, durante los cuales, se han sucedido Gobiernos y Superintendentes de Bancos, pero la lucha por la rehabilitación de la San Francisco, no minó las fuerzas de quienes la gestionaban, menos todavía cuando el tiempo demostró que la cooperativa, mantenía activos en una cantidad tal, que no solo le permitió cumplir con sus acreedores y rembolsar los ahorros de sus socios, sino subsistir y ser medio de subsistencia para el cuerpo de liquidadores, asesores y asistentes que, en ella han laborado, aún en medio de graves acusaciones de abusos y ventas de bienes subvaloradas, hasta que, la Junta Bancaria, por fin, se hizo eco de lo que se estaba convirtiendo en un clamor ciudadano y actuando con enorme ponderación, sensibilidad y buen criterio, al fin, dispuso la tan anhelada rehabilitación y ese proceso, ha llegado a su fin y comienza una nueva etapa en la que, como el Ave Fénix, la San Francisco, nuevamente abre sus puertas y, con seguridad, para siempre, porque nunca más debe volver a ocurrir, lo que con ella ocurrió y de eso si existe certeza, porque, esto años, han servido también para que la Superintendencia, lenta, aunque aún no totalmente, vaya comprendiendo que el cooperativismo es una forma autogestionaria con características diferentes a la banca tradicional.

Se cierra una página negra

Es hora de dar vuelta a la página más negra del Libro Histórico del Cooperativismo, pero es hora también de reflexionar sobre los errores, bueno será que la nueva dirigencia y el nuevo equipo administrador, profundicen en la aplicación de mecanismos que permitan una verdadera identificación del socio con la cooperativa, lo cual, cada vez, va siendo un problema mayor, especialmente, en las cooperativas numéricamente grandes, pues, ese mismo crecimiento, hace perder la identidad socio – cooperativa y el primero, cada vez, se siente menos propietario y más cliente.

Esta última afirmación tiene enorme importancia, pues, con toda seguridad que no hubiese ocurrido lo de la San Francisco de Asis, si sus socios hubiesen sentido a la cooperativa como suya, como su empresa, no únicamente como su proveedora de recursos, menos todavía si el movimiento hubiese tenido las características de unidad y compromiso de un verdadero movimiento, pero, hoy solo nos queda mirar adelante, sin olvidar lo ocurrido, para evitar su reaparición.

El camino recorrido por el Cooperativismo y por el Derecho Cooperativo, ha sido y seguirá siendo sinuoso, escabroso, lleno de obstáculos, pero para quienes tiene fé en lo que hacen, pero les invade el desánimo por los fracasos, bien vale la lección dada por los socios de la San Francisco de Asís quienes, insisto, más allá de los cuestionamientos personales que pudieran existir, han demostrado que la razón termina siendo escuchada y triunfando, pero que, hay que hacerse escuchar.
Al fin y al cabo, la Historia del Derecho, es la historia de la búsqueda de mecanismos para eliminar la injusticia y de ella, no se abstrae el cooperativismo. Salud y bienvenida al lugar del que nunca debiste partir, Cooperativa San francisco de Asis.