LA REVOLUCIÓN DE LA DIGNIDAD DE LOS ECUATORIANOS
Para una nueva Seguridad Social

Por: Dr. Manuel Posso Zumárraga
CONSULTOR EN CALIDAD Y PRODUCTIVIDAD

D ESPUÉS DE ESTUDIAR e investigar por más de dos lustros, y escribir sobre el tema del porqué fracasa el cambio en el Ecuador y sobre el fracaso de las administraciones del Seguro y de la Seguridad Social, he llegado a la conclusión que el verdadero enemigo del éxito de los ecuatorianos decentes, no es el fracaso, sino el conformismo y la mediocridad, que nos tiene atados a producir instituciones sin liderazgo, no nos permite ver el ocaso de nuestras leyes excluyentes. «Somos lo que son nuestros deseos más profundos, así son nuestros actos, y como son nuestros actos es nuestra voluntad de cambio, y así es nuestro destino, el cual no podemos cambiarlo, pero si podemos volvernos arquitectos de nuestro propio porvenir.»

Los ecuatorianos, nos encontramos en una zona de comodidad y conformismo y dejamos pasar de largo las oportunidades de cambio, y esperamos la reacción de los viejos, para darnos cuenta de que los ecuatorianos tenemos un potencial subutilizado, producida por nuestros estados mentales reactivos, que solo nos permiten mirar dos opciones de cambio: el estatismo y el modelo mercantilista con intereses creados en favor de sectores corporativos, descuidando la legislación de los derechos humanos de la gente común.

Por el lado de los sueños en cambio, todos los ecuatorianos, quisiéramos de alguna forma, ser profesionales de éxito, padres de familia de éxito, instituciones de éxito, empresarios de éxito, comunicadores de éxito, Gobernantes de éxito y servidores de éxito, es decir, líderes con visión de cambio permanente.

Solidaridad con los sectores vulnerables

En otras palabras, los ecuatorianos queremos un país libre de corrupción, de pobreza, de indigencia, de desigualdades económicas y sociales, un país de oportunidades, de libre acceso a la educación, a la cultura, a una vivienda digna una salud integral, sin dependencia, con seguridad jurídica, sin temor al cambio, con gente motivada,que siempre esté pensando, creando y ejecutando proyectos en función de país.

De igual forma, los empleadores y los usuarios internos y externos del IESS, no podemos negarnos a nosotros mismos, la oportunidad de superar la crisis del sistema del seguro social, tenemos la gente y los recursos suficientes y con la fuerza del optimismo, con fe en nosotros mismos, y una decidida voluntad política, demostraremos que la verdadera riqueza esta en la solidaridad con los sectores más vulnerables de la sociedad civil, no más cambios parchees no más inseguridad jurídica, no más pensiones de hambre, no mas confiscaciones de los dineros del pueblo, no mas atracos a los dineros del IESS. No más imposiciones del FMI que violenta la Constitución Política del Estado, no más muertes, no más impuestos y desangres, no mas devaluaciones ni quiebras bancarias, no más improductividad, no mas divisionismo, no más centralismo absorbente, paguen la deuda social a los pobres, no a los mismos causantes de las crisis, no con bonos de la miseria ni con limitaciones de los derechos de los ciudadanos.

Los jubilados y pensionistas, están escribiendo una página histórica en el Ecuador, levantándose de su debilidad física, agobiada por la miseria, en reclamo a su derecho a una vida digna, frente a la incapacidad de la Administración del Instituto asegurador.

Desgraciadamente la sociedad civil, ante tanta inequidad, pierde su rol y confunde al Gobierno con el paradigma del paternalismo, que produce inercia, conformismo y mediocridad.

La seguridad social, es amplia y diversa y reducirla a parcelas en permanente divorcio entre empleadores, asegurados y Gobierno es insensato.
Negar la oportunidad o espacio al sector empresarial o al sector laboral, desconociendo el potencial para aportar a la colectividad social, es perder la oportunidad de cambio

La solidaridad fortalece a todos los ecuatorianos, la unidad genera el poder, que nace de la conciencia colectiva y se proyecta como la fuerza constructora del porvenir del Estado, de la Institución y de sus administrados.

La revolución de la dignidad

Los ecuatorianos decentes y entre ellos los servidores del IESS debidamente capacitados y dirigidos deben tener el espíritu, la capacidad y la fuerza para forjar la «revolución de la dignidad.»que nos saque de este estado de ingobernabilidad y mediocridad manifiestas.

Como servidores públicos o privados, medios de comunicación y Gobernantes de turno, debemos tener la iniciativa, la creatividad, la voluntad y el coraje, para desafiar dificultades porque mientras a nuestro alrededor existan vidas que sanar, trabajos que realizar, necesidades que cubrir, riesgos que proteger, necesitaremos urgentemente líderes e instituciones proactivas, personas triunfadoras, médicos que luchen con más éxito contra las enfermedades, comunicadores sociales verticales, imparciales y objetivos, empresarios y dirigentes clasistas emprendedores, que se olviden de los paros y huelgas legales o ilegales justas o injustas y logren concertaciones sociales transformacionales y no coyunturales.

El Ecuador, y el IESS, están saturado de los erráticos y repetitivos diagnósticos, estudios, planes, programas y proyectos, que sin identidad y sin sustento técnico, a la hora de la verdad resultan inaplicables en la práctica cotidiana.

Los ideólogos del cambio, por decir lo menos, si no tienen capacidad ni creatividad, para aprobar una legislación propia, deben copiar las legislaciones de los países desarrollados cuando eran pobres, no cuando son dominantes.

No es la hora de nuevos ensayos, ni de exóticas experimentaciones de modelos transplantados de realidades distintas al sistema económico social y de aseguramiento, que en el caso de la seguridad social, han fatigado la confianza de nuestros administrados.

Con fe, «y con la ética dentro de nosotros mismos», los ecuatorianos, levantaremos nuestra autoestima, levantaremos un nuevo Estado y a la institución aseguradora en decadencia.

En la esperanza, esta la fuerza, para reconstruir nuestro incipiente sistema democrático y de seguridad social.

Con optimismo haremos juntos la «revolución de la dignidad» que es el renacimiento espiritual de principios, valores, virtudes y desarrollo del verdadero cambio del Estado y del IESS.

Para salir de la crisis, no volvamos a cometer la equivocación de imponer recetas, ni convertirnos solamente en pliegos de peticiones, no justifiquemos nuestros propios errores en tecnicismos improductivos, en consultas dirigidas, en comisiones de alto nivel sin voluntad de cambio, en legislaciones extrañas a nuestra idiosincrasia, culpando al Gobierno de turno de todas nuestras penurias.

Volvamos los ojos a nosotros mismos, para potenciar nuestras fortalezas y corregir nuestros propios errores. No tiene sentido adulterar nuestra identidad imitando lo que no somos o buscando ocultar lo que sí podemos.

Para caminar con paso firme por el sendero de un Estado competitivo y un seguro social, camino a una seguridad social integral, es indispensable ser auténticos y autoafirmarse en la plena conciencia de nuestra propia identidad de ecuatorianos productivos, con rostro humano, dejar de fabricar leyes excluyentes, dejar de Gobernar por Decretos, en resumen, simplificar y no complicar la vida de los ecuatorianos, estructurando reformas transformacionales. partiendo de los derechos de la gente y no legislando para una sociedad mercantilista o estatista.

La sensación de seguridad, que requiere el ser humano, no nace de ninguna imitación, por magnífica que pudiera parecer, ni de propuestas que desarticulen la identidad del ecuatoriano, o la del seguro social, con el pretexto de la crisis del sistema, sino de la absoluta identidad y equilibrio entre la atención prioritaria de las necesidades insatisfechas de los administrados, asegurados, empleadores y del mismo Estado.

La realidad de la crisis, nunca debe ser ignorada ni subestimada. La realidad económica de la Institución aseguradora, es tan distinta a los informes y cifras manipuladas que nos presentan los Administraciones de turno, que nos grafican a propósito, un sistema financiero y de inversiones debilitados, pensiones indignas de la condición humana, cobertura estancada, atención de salud deficiente y lo que es más grave a mi juicio, una confianza muy quebrantada en quienes dirigen la Institución aseguradora, que se están sirviendo de ella.

Sin embargo, aquí mismo, en medio de todo lo negativo, en esta nueva oportunidad de cambio, brilla con deslumbrante luz y radiante optimismo, un nuevo espíritu emprendedor del recurso humano con que cuenta el país, con la crisis actual, empieza a dar señales de que no se resigna ni se abandona, no renuncia ni se somete, precisamente porque la crisis es enorme, nuestro espíritu para desafiar la adversidad debe ser supremo, es decir. » a grandes males, grandes remedios »

Modernizar el Estado y el IESS es construir no destruir

En el pasado institucional, muchos recursos y energías, se han perdido en la confrontación interna y externa, que agota y paraliza la gestión administrativa, que dic paso a la crisis clasista, en medio de un escenario saturado de disputas, desencuentros, conflictos y pugnas, que han conformado una subcultura de la confrontación inútil, entre servidores, asegurados y empleadores, con la complicidad de cierta prensa acritica, que sataniza al Instituto.

Es la hora de convocar a todos los sectores involucrados en la sociedad civil, para encontrar la salida a nuestros problemas comunes. Es indispensable superar las limitaciones del parcelismo ideológico, la odiosidad política, la soberbia de las elites y la prepotencia de los Administradores actuales, que bajo el falso eslogan de la Modernización, ocultan sus verdaderas intenciones.

Modernizarse, no solo quiere decir, estar a tono con lo nuevo, con la moda pasajera o con la tecnología de punta, sino ponerse al día, y ponerse al día, significa hacer las tareas bien desde la primera vez, con calidad, compromiso y valor agregado.

Modernizarse además, es abrir a todos los actores sociales, las puertas de acceso a la información y comunicación y al trabajo en equipo, es lograr que el Estado y la institución aseguradora, dejen de ser morosas con los sectores sociales más vulnerables (campesinos, trabajadores, jubilados, tercera edad no asegurada, informales, menores de edad, estudiantes, discapacitados, amas de casa, empleadores, etc..

Modernizarse es también, actualizarse en el conocimiento de la realidad de la problemática del Estado y de la Institución asegurada, que es más amplia y profunda, que solo dirigir desde un escritorio a control remoto, o desde la partidocracia.