Centro de Estudios Ecuatoriano – Peruano

Dr. Napoléon Egas

L A CREACIÓN DE UN CENTRO DE ESTUDIOS de las Identidades Espirituales y Culturales del Ecuador y del Perú, a través de las Aulas Académicas «César Vallejo» en Quito y «Juan Montalvo» en Lima.

La globalización

En el umbral del tercer milenio la globalización de la economía mundial apoyada en el vertiginoso desarrollo de las comunicaciones y en la consolidación de la empresa transnacional como un actor de creciente importancia; el sorprendente avance científico y tecnológico que caracteriza el actual momento histórico, por ejemplo, el desarrollo de la ingeniería, de la genética molecular y la micromanipulación celular que, en las dos últimas décadas, ha sido abrumador, tanto que los descubrimientos hechos por esta ciencia han revolucionado al mundo, a tal punto que hoy en día se habla con facilidad sobre los productos de la manipulación genética y del proyecto mundial para determinar la totalidad de la información genética humana; la ola de democratización que se extiende por todo el mundo; la preeminencia del mercado como principal asignador de recursos; los procesos al parecer irreversibles de la modernización, privatización y desrregularización que se operan tanto en los países desarrollados como en vías de desarrollo, en el ámbito de su estructura política, económica y administrativa, ante el fracaso de los Estados Nacionales, como productores de bienes y servicios y administradores de la producción, por una parte, así como el nacimiento de un nuevo paradigma socio-tecnológico, basado en la micro-electrónica, la informática y el conocimiento, aplicado tanto a los procesos productivos como a las organizaciones sociales, por otra, han determinado para que las relaciones internacionales se vean muy diferentes hacia el año 2000 como resultado de estas transformaciones, por lo que la jerarquía de las naciones cambiará considerablemente. En efecto, el Grupo de los 8, incluído Rusia, suplantarán a las dos grandes potencias de la competencia nuclear y pasarán a constituir los poderes que moldearán la mayor parte del siglo XXI.

Un mundo internacional más racionalmente integrado

La comunidad internacional contemporánea se ha constituído en testigo de acontecimientos desconcertantes que se han sucedido con pasmosa velocidad . Tanta, que aunque los sucesos están ante nuestros ojos, no acertamos todavía a interpretarlos con certeza ni ha desentrañar con precisión su significado y su contenido, porque probablemente nos hace falta la necesaria perspectiva histórica para juzgarlos, aunque avizoramos la proyección que ellos tendrán en el nuevo diseño de un mundo internacional más racionalmente integrado y más éticamente concebido, un mundo nuevo y cada vez más interdependiente.

Algunos acontecimientos

En realidad, en el último tercio del siglo XX el mundo presenció la clausura de una etapa histórica. Terminó «La Guerra Fría», que atormentó a la humanidad en la post-guerra, a partir de 1945. Cayó el muro de Berlín. Se desplomaron las monocracias marxistas para dar paso a régimenes capaces de combinar el socialismo con la libertad . Se ha dado pasos de enorme importancia para suprimir el armamentismo, la eliminación de las armas nucleares de alcance medio y corto, que es ya una realidad. Se reestructuraron la OTAN y el pacto de VARSOVIA. La Comunidad Económica Europea es reemplazada por la Unión Europea, integrada por trecientos veinte millones de consumidores. Alemania se reunifica. Corea pretende lo propio. Arabes e Israelitas enemigos irreconciliables, llegan a formulas de entendimiento para promover una paz perdurable y fecunda. En definitiva, se abre una nueva etapa, destinada a crear un mundo internacional mas ético y racional en el que se trabaje por la vida y no para la muerte, cuyos recursos financieros se destinan a la guerra pero a la guerra contra la pobreza, a la cooperación con el Tercer Mundo y particularmente con América Latina, a la Justicia Internacional.

Sombras que opacan el horizonte

Pero en este claro obscuro de los acontecimientos mundiales referidos se proyectan sombras que opacan el horizonte en nuestros pueblos, que se presentan en indecisos por inciertos en la comprensión vital para ellos, en lo que se refiere a su efectiva integración, que transita en América Latina dispareja por senderos distintos lo que complica el logro de sus misiones y objetivos.
Y una de esas sombras constituye la penosa actitud de dos pueblos hermanos, como son el Ecuador y el Perú, lamentablemente separados por una controversia territorial y limítrofe, aún sin solución, desde hace más de 170 años, y agudizada desde el 29 de Enero de 1942 en que se suscribió un instrumento que pretendió resolver el diferendo.
La solución a este diferendo ha determinado que nuestros gobernantes y diplomacia se hayan contentado con planteamientos retóricos, arquetipos ideales en el mundo de los principios teóricos, sin acciones efectivas, lo que ha coadyuvado, que dejemos siempre para mañana resolver tan aflictivo problema que separa a dos pueblos hermanos y que por paradoja se han acostumbrado a considerarse como enemigos irreconciliables, lo que ha impedido para su integración, sin percatarnos que entre ecuatorianos y peruanos todo nos une, nada nos separa, excepto ese mal dado conflicto.

Una paz estable

Parecería que nos hemos olvidado que la acción común y la integración son factores muchos más valiosos que los amargos frutos que se pueden cosechar de una confrontación antagónica que las nuevas generaciones, especialmente sus juventudes, en el Ecuador y en el Perú quieren superar.
Consecuentemente, sería una aberración imperdonable, una insensatez, lindante con la locura, aferrarnos a mantener la problemática territorial y fronteriza con el Perú sin solución.
Y es que en el Ecuador y en el Perú tienen derecho a una paz estable, que les permita entrar al siglo XXI, con peso firme y construir durante su extensión un porvenir brillante y un presente de duro trabajo y de esperanza. Ese es el derecho de los pueblos de Ecuador y del Perú y debe ser su destino común y solidario: si en el siglo XX nos hemos deteriorado, en el siglo XXI el Ecuador y el Perú deben recuperar lo perdido, y debe liberarlos de pesos provenientes del pasado, escoteros, listos al trabajo fecundo en un plan de constante integración y buena voluntad.
Por ello, valgan como emotivas exhortaciones, el pensamiento del embajador peruano Antonio Belaúnde Moreyra, quien en una conferencia, en Bogotá, el 14 de mayo de 1981, en la Universidad de Nuestra Señora del Rosario, luego del trágico y dramático descalabro de Paquisha, sostuvo que «Quito y el Cuzco son ciudades hermanas en que la apertura al futuro trasunta todo un pasado glorioso compartido. Es absurdo que nos disputemos el honor del descubrimiento del Amazonas. Ambas, Cuzco y Quito pusieron lo suyo, y eso en vez de alejarnos debe unirnos», por lo que «pelearnos es absurdo». Afirmó yo que es contra-natura.

Ecuador y Perú son el mismo espíritu

Y, si «pelearnos es absurdo», y que «nos disputemos el honor del descubrimiento del Amazonas», por que, entonces, el Perú se aferra sistemáticamente, en no dar paso a la justa, legítima y jurídica reivindicación del Ecuador, como demanda mínima, un puerto soberano en el Gran Río de América, el Amazonas?. Por cierto, demanda mínima convertida hoy en demanda máxima.
En realidad, a ecuatorianos y peruanos todo les une, nada les separa, a excepción de ese fatídico diferendo. Su música andina, el Sanjuanito, el Pasacalle, el Pasillo o el Huayno, la Marinera o «Su Majestad el Vals», emocionan a sus pueblos y cantan y bailan como si fuesen la suya propia. Su poesía, la de César Vallejo o de José Santos Chocano o de Felipe Seasone o de Jorge Carrera Andrade o de Gonzalo Escudero o de César Dávila Andrade o de José María Egas purifican los espíritus de nuestros pueblos y sus mensajes son interpretados y sentidos como expresiones sublimes de la espiritualidad y purificación estética. Y en cuanto a Mario Vargas Llosa o de Eliecer Cárdenas, sus proyecciones literarias constituyen saetas que iluminan y educan a nuestros pueblos. Y es que Ecuador y Perú son el mismo espíritu, la misma cosa: Entonces: Por qué pelearnos?.

Justificación de la iniciativa de creación de un Centro de Estudios Ecuatoriano-Peruano

Esta iniciativa, en orden a contribuir y coadyuvar a la plena integración de naciones que están llamadas a constituirse en interlocutores válidos en esta parte del continente americano, porque sus aspiraciones auténticas e intereses legítimos responden a objetivos comunes de integración y, por lo mismo, por mandato de la historia y la geografía, a transitar mancomunadamente al logro de su progreso y bienestar.
Efectivamente, esta iniciativa tiene fundamentalmente como proyección prioritaria, atemperar las tensiones que cíclicamente se generan por este fatídico conflicto, cuya solución pacífica se impone definitivamente.
Y es que la persistencia de los conflictos territoriales en América Latina conspira contra la paz en el Continente. Ellos son un obstáculo a los esfuerzos tendientes hacia una efectiva cooperación bilateral o multilateral y debilitan la capacidad de acción conjunta de religión.
Es mas, la base voluntaria de la jurisdicción internacional determina que ningún Estado está obligado, sin su consentimiento, a someter una controversia con otro Estado a la decisión de un Tribunal Internacional para conocer de una controversia internacional y decidirlas depende de la voluntad de los Estados que son parte en ella. Si esto ocurre en los procedimientos de solución pacífica de controversias de carácter jurídico, lo propio acontece en los medios de solución pacífica, de carácter diplomático, llámense buenos oficios, mediación, investigación, y conciliación, pues en el mundo de las relaciones internacionales nada puede hacerse unilateralmente, sino con la voluntad concordante y la conveniencia de las partes, que es la esencia, la razón de ser, sine-qua-non, del compromiso internacional.

Entendimientos multilaterales

El Ecuador y el Perú están llamados a promover entendimientos multilaterales, en los fecundos campos de la integración, por ejemplo, a través de acciones mancomunadas en el Pacto Andino; Comisión Permanente del Pacífico Sur; en el marco de la Declaración e las 200 Millas Marinas; del Tratado de Cooperación Amazónica de 1978, cuyo propósito fundamental es «realizar esfuerzos y acciones conjuntas para promover el desarrollo armónico de sus respectivos territorios amazónicos; igualmente, en el marco del Tratado Antártico de 1959; en el Tratado de Montevideo de 1980; el Convenio de Panamá; en el Grupo de los Tres; en el Tratado sobre la Zona de Libre-Comercio; el Mercosur; entre otros organismos internacionales, de las Naciones Unidas, la OEA y el Grupo de Río, este último instituído como un organismo de consulta y concertación políticas.

Cambio de actitud mental y política

La lista de estos instrumentos, tanto bilaterales como multilaterales, señalan la existencia de campos propicios de profunda repercusión económica e incluso política, donde conviene que la cooperación ecuatoriano-peruana se incremente y dinamice, con lo cual se crearían considerables intereses permanentes entre los pueblos de ambos países, lo que a su vez les haría comprender las enormes ventajas que redundarían de una leal, franca y sincera colaboración entre ambos países, que propicien la solución definitiva y perdurable del diferendo que lamentablemente les separa.
Para lograr aquello es verdad que se requiere de un cambio de actitud mental y política y de las circunstancias adversas que hoy prevalecen. Es verdad que aquello ocurrirá cuando estemos sociológicamente listos para integrarnos en los aspectos económico, social y político, como está ocurriendo en otras latitudes del mundo, en las que las fronteras de los Estados son solamente fórmulas de linderación, zonas o lugares de contacto donde se plasman en realidad las relaciones de contigüidad que por mandato de la geografía y vecindad se imponen a lo largo de sus límites territoriales y comunes y ni trincheras amenazantes.
He ahí, la razón de ser de mi iniciativa que se encamina a promover la creación de un Centro de Estudios Ecuatoriano-Peruano, como infraestructura espiritual que acerque a sus pueblos en proyección positiva.

Alternativas para la Ejecución y Desarrollo del Proyectado Centro de Estudios Ecuatoriano-Peruano.

Primera Alternativa.- Se suscribió «el Acuerdo Académico» entre la Universidad Central del Ecuador y la Secretaría Ejecutiva del Convenio Andrés Bello, orientada a «estimular el conocimiento recíproco y la fraternidad» entre los Estados Miembros del Convenio y «promover y difundir los grandes principios, conceptos y prácticas de la integración, entendida como una acción de cooperación con solidaridad».
Segunda Alternativa.- La creación de un Centro de Estudios Ecuatoriano-Peruano, su ejecución y desarrollo podría tener en un futuro mediato, un sentido y proyección eminentemente inter-universitarios, en el marco de la Asociación de Universidades del Sur del Ecuador y Norte del Perú (AUSENP), integrada por más de 17 Universidades de ambos países.
Esta Asociación fue creada en noviembre de 1992; desarrolla entre sus actividades, proyectos conjuntos de mejoramiento académico e investigación, cuya ejecución se halla programada con el apoyo del Proyecto ALFA de la Unión Europea, entre otras actividades que se hallan en marcha.
Considero que la Asociación de Universidades del Sur del Ecuador y Norte del Perú sería el mecanismo ideal que promueva y prosiga con las actividades del Centro de Estudios Ecuatoriano-Peruano, por cierto con el auspicio y apoyo de la Universidad Central del Ecuador y de la Universidad de San Marcos de Lima, acaso la más prestigiosa del Perú, y con el respaldo de las Academias Diplomáticas del Ecuador y del Perú, en el marco de sus actividades culturales.
Tercera Alternativa.- La ejecución y desarrollo de la iniciativa de la creación del Centro de Estudios Ecuatoriano-Peruano podría ser asumida directamente por la Universidad Central del Ecuador, a cuyo fin podría vincularse la Asociación de Universidades del Ecuador y Norte del Perú, con el propósito de servir de coordinador de las actividades de dichas universidades.
Por cierto, el Convenio «Andrés Bello» será siempre el mecanismo en que se sustente la implementación definitiva de cualesquiera de estas iniciativas.
La Organización.- El Centro de Estudios Ecuatoriano-Peruano desarrollaría sus actividades , a través de dos aulas académicas. la primera, el aula «César Vallejo», una de las cumbres más luminosas de la cultura peruana y latinoamericana, cuya sede funcionaría en Quito, El aula «Juan Montalvo» tan representativo de la cultura ecuatoriana como César Vallejo en su país, desarrollaría sus actividades en Lima.
La determinación de sus misiones, objetivos, estructuras y funcionamiento estaría sujeto a las iniciativas y decisión de representaciones culturales del Ecuador y Perú.

Conclusiones.

Porque el optimismo y la esperanza son el sublime sueño de los hombres despiertos, y porque el futuro de paz entre el Ecuador y el Perú se proyecte promisorio en cumplimiento del imperativo mandato de sus pueblos, que anhelan la paz fructífera, basada en la solidaridad, cooperación e integración definitivos.
Me acercaré fraternalmente al pueblo peruano y a sus valores más representativos de la cultura peruana.
Verdad, que me doy perfectamente cuenta de la delicada situación de las relaciones oficiales entre los Gobiernos del Ecuador y del Perú, pero las adversidades no me amilanan, porque el mérito de los hombres se mide por las dificultades que ha vencido.